La Dama Boba

Seminario eMadrid sobre "Juegos educativos" - Serious games a escena: La dama boba en la pantalla, presentación en eMadrid eMadrid net publicada en Vimeo.

Los jóvenes y el teatro clásico

En España el teatro pierde interés para los jóvenes. Lo dicen las cifras de la media de edad creciente de los espectadores que cada día acuden a nuestros teatros. El distanciamiento que se ha detectado entre el teatro y los más jóvenes (menores de 20 años), es uno de los problemas que más pueden perjudicar al teatro a medio plazo. Si no se logra reenganchar a esta generación, y este descenso del interés marca el comienzo de una tendencia, a medio plazo el teatro parece abocado a convertirse definitivamente en un espectáculo para minorías. 

En el caso particular del teatro clásico es aún peor, los pocos jóvenes que acuden a ver obras clásicas lo hacen, en su mayoría, por obligación dentro del marco de campañas escolares fomentadas por colegios e institutos. Y es muy común, en estas campañas escolares, ver, desde el escenario, a los jóvenes mirando con cara de aburrimiento o conectados con el móvil. 
Uno de los factores que pueden explicar el bajo nivel de consumo de artes escénicas en España es la escasez de políticas dirigidas a captar públicos de menor edad.El 75,4% de la población declara no ir prácticamente nunca a ver una obra teatral, mientras que el sector de la población que lo considera una verdadera alternativa de ocio y acude al teatro con asiduidad es únicamente del 3,0%. La audiencia que ha asistido a edades tempranas a actividades escénicas registra un mayor consumo en la actualidad (69,1% de los espectadores). Además, el elevado interés por el teatro que muestran los asiduos lleva a pensar que es posible incrementar la asistencia. 

Una acción decisiva para el futuro del teatro es salvar la distancia que se ha abierto con los jóvenes. Detener y, posteriormente, invertir esta tendencia requiere actuar desde el conjunto del sector, y que el teatro influya –como sector– en otros ámbitos, como el educativo. Ofrecer una visión más atractiva del teatro en los programas educativos aparece también como una prioridad en la que todo el sector está de acuerdo. Sin embargo, en la educación reglada, la formación teatral (y, en particular, en el teatro clásico) no parece llegar a este público joven, ni lograr dicho objetivo. 

En las últimas décadas ha surgido una corriente que aboga por la necesidad de adaptar el sistema educativo a las nuevas necesidades que la sociedad de la información plantea. Una de las alternativas más prometedoras en el panorama de las tecnologías educativas es el uso de videojuegos. Según varios estudios, los videojuegos aportan diversas ventajas como aumentar la motivación, mejorar las habilidades de resolución de problemas, o fomentar el aprendizaje activo (learning by doing). Los juegos educativos pueden ayudar a los alumnos a construir un entendimiento más reflexivo y personalizado, y mejoran la actitud de los alumnos, por lo se están utilizando actualmente para combatir la desmotivación y el abandono en las actividades formativas. 

A modo de experimento, hemos diseñado y desarrollado un juego basado en la obra de teatro clásico La Dama Boba de Lope de Vega, un juego serio dirigido a su uso en colegios e institutos, y que trata de aumentar el interés de los jóvenes por el teatro. 

Objetivos del juego

Para abordar, desde el juego, los posibles motivos de las desmotivación, tuvimos en cuenta los siguientes puntos vista que pueden tener los alumnos:

Lenguaje raro y difícil: En el juego, se hace una “traducción” o adaptación del lenguaje usado en la obra hacia un lenguaje más contemporáneo. Aún así, para no vulgarizar el juego y no desaprovechar las oportunidades de mostrar al jugador el lenguaje clásico, hay partes del mismo que conservan el lenguaje original (en el juego esto no supone un gran problema ya que el jugador dispone del tiempo que necesite para leerlo y comprenderlo).  

Ritmo lento del teatro: Gracias al formato del video juego, se puede transmitir a los usuarios la historia con una velocidad de transmisión mayor de la que el teatro permite. Además, el juego, a diferencia del teatro, no está temporizado, si no que es el mismo jugador el que marca la velocidad a la que suceden los distintos eventos en función de su interacción y rendimiento dentro del juego. 

El teatro está desfasado. Al introducir la obra dentro de un videojuego, se produce un efecto modernizador del teatro. Además, si finalmente acuden a ver la obra en el teatro, los jugadores van a tener la sensación de que los personajes con los que han jugado se han vuelto de carne y hueso (al verlos en el escenario); al igual que ocurre en las películas basadas en los videojuegos que tanto éxito tienen. 

Actividad obligatoria. El hecho de jugar a un juego implica tomar la responsabilidad de su propio aprendizaje. Esto les hace convertirse en espectactores (espectadores y actores al mismo tiempo). Los alumnos pasan a ser individuos activos sin posibilidad de tomar una actitud pasiva y camuflarse en el grupo. Aunque el juego sea individual, existe una competitividad informal con otros alumnos y un deseo de completar el juego no quedándose atrás respecto a sus compañeros. Y para lograrlo hacen falta aprender aspectos de la obra de teatro. 

Desconocimiento de la obra. Por lo tanto, jugar al juego va a suponer conocer la trama de la obra, los personajes que intervienen, los lugares dónde se desarrollará la acción, el vestuario que se utilizará y el espacio sonoro. Los jugadores acudirán al teatro como si de la ópera se tratara, es decir, con un libreto detallado que les adelanta lo que van a presenciar.
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